CORREO DEL CARONÍ
Alegres cantos, emoción y nostalgia signaron el “hasta luego” que amigos y religiosas dieron a quien fuera la directora del Centro de Capacitación Monseñor Zabaleta.
Clavel A. Rangel
Corrieron lágrimas por las mejillas de todos los feligreses, amigos, jóvenes y hermanas de la Congregación Salesiana pero también se esbozaron sonrisas en cada uno de los presentes al recordar el paso misionero de sor Silvana Toffanin, quien en el lecho de su muerte aseveró con alegría: “Ya estoy en el cielo, y es un cielo salesiano”.
Clavel A. Rangel
Corrieron lágrimas por las mejillas de todos los feligreses, amigos, jóvenes y hermanas de la Congregación Salesiana pero también se esbozaron sonrisas en cada uno de los presentes al recordar el paso misionero de sor Silvana Toffanin, quien en el lecho de su muerte aseveró con alegría: “Ya estoy en el cielo, y es un cielo salesiano”.
A las 11:00 de la mañana la parroquia de las Hermanas Salesianas en Las Batallas, en San Félix, fue copándose de gente. El lugar se convirtió en una fiesta digna para despedir a la religiosa que sembró semilla en cientos de jóvenes a quienes instruyó.
El obispo de Ciudad Guayana, Mariano Parra Sandoval, ofreció la misa con el resto de los sacerdotes de la parroquia y a las 2:30 de la tarde se le dio cristiana sepultura.
“El cuerpo de sor Silvana quedará en Guayana porque consideramos que así Dios lo quiso, con esto será la primera salesiana que se queda en la ciudad como parte de la semilla de la congregación”, dijo una de las hermanas de la congregación.
Yurirma Gil, perteneciente a la congregación, contó cómo Tofanni se caracterizó por ir pescando vocaciones en su trayectoria por Venezuela.
“Ella fue la primera salesiana que llegó a El Callao, yo tenía a penas 15 años cuando ella me invitó a participar y desde entonces fue mi madre y yo su hija. Desde entonces siempre fue mi cómplice, mi amiga y mi compañera”, manifestó. “La muerte nos duele, pero en medio del dolor estamos felices porque ahora se le ha dado paso a la vida eterna; nos duele la muerte porque nosotros hemos nacido para la vida”, explicó.
“Dios es amor”
Todos sus allegados manifestaron que sor Silvana siempre repetía “Dios es amor” y que esas fueron sus últimas palabras luego de intensos días de agonía, tras un ataque cardíaco.
La hermana llegó a Venezuela en la década de los años 60 ejerciendo como licenciada en Educación en Ciencias Religiosas.
Desempeñó distintos cargos dentro de la congregación pero fue en el 2006 cuando sembró su corazón en Ciudad Guayana, como directora del Centro de Capacitación Monseñor Zabaleta ubicado en San Félix.
El novenario comenzará el día de hoy en la parroquia Don Bosco y en la capilla de Las Batallas a las 5:30 de la tarde.
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