domingo, 25 de mayo de 2008

La llamada del amigo

Eran las 5.05 a.m., sábado 24 de Mayo, cuando sonó el teléfono. El hermano Jesús Jiménez me llamaba para que fuera al barrio a dar la unción a su hijo Jinmy. Acaba de ser asesinado de unos disparos en la cabeza y “todavía está caliente” me recordaba Jesús. Le di la Santa unción también a Lucas, el hijo de la Sra. Carmen, que” lo único que hacía era tomar ron.” Wilmer, grave, lo llevaban al Hospital y al hijo de Chela lo estaban operando. Wilmer también murió. Tres hombres, hijos del pueblo, asesinados en este inicio del día. Estuve con Jesús y Cristina hasta las 7.30 a.m. y todo el barrio desfiló. Los dos cadáveres en el suelo con un sangrero. Niños y niñas, hombres, jovencitas, muchachos, doñas con el moño parao, a dos vi con zapatos Nike los demás chancletas y descalzos, en shores, en cualquier trapo con que se duerme, así se salió al callejón, miradas, lloros. La mujer de Jinmy sufrió de todo, y a gritos en desespero decía que no estaba muerto, que se parara, que qué iba hacer ella sola, que ya no lo volvería ver. Llegó el compadre de Jinmy, “mi primer compadre” y entró en un desespero que baqueteó el cedular contra el piso. Las frases para la historia se repetían: “dónde vamos a llegar”, así no se puede vivir”, “estos malandros están pasaos”. Las primeras moscas empezaron a llegar a la sangre coagulada. Carlitos con sus frases filosóficas de siempre:"Se lo dije, ahora es que vienen más muertos” y “yo, pienso que para el mes de Octubre me toca”. (Se refiere en que por esas fechas le estaré rezando en velorio de barrio, el enésimo velorio de Paramaconi). Jinmy, Lucas, Wilmer, Cheito, Katiuska, Cachetón, Ramón, Isidro Rafael…no me acuerdo de los otros. Jóvenes del barrio muertos de disparos en la cabeza.

¿Por qué mataron a estos tres hombres? Y que dos tipos les fueron a pedir un cigarro, estaban con el equipo de sonido escuchando música –andaban regados por el suelo los CD –reguetón, vallenato, salsa, merengue…vi que había de todo- y de pronto les dispararon. Parece ser que iban buscando a otros y como no los encontraron, fueron a por Jinmy, Lucas, Wilmer y al hijo de Chela.

Hoy es un día para el que nos preparamos. A las 3.30 p.m. tenemos la ordenación de Miles en la parroquia. Anoche nos quedamos hasta tarde preparando y después de leer el artículo de Manolo, el de la Fraternidad de Málaga, hicimos algo parecido: una Eucaristía laica. Pedro el negro, Sebastián el que se rasca, los dos rambos de la vigilancia, el piaroa, José y Junior…cenamos en el estacionamiento, a eso de las 11 p.m. Y rezamos en acción de gracias porque nos sentíamos tan bien que estábamos contentos. Cuando le dí la cola a José me dice: “Que buen rato, así, sencillamente, sin más, compartiendo spaguettis con atún, huevos revueltos, sancochito piaroa y una sevillana que se merendó Pedro el negro. Pintaron todo el estacionamiento, las rayas de amarillo, y blanco, limpiaron todo la tierra, guindaron pancartas, adornaron la iglesia…. Además yo venía emocionado del concierto de la sinfónica infantil, después del Principe de Asturias, primera intervención de Danielita con su flauta mágica, cuando estaba con los ojos cerrados en la acción de gracias –algún día tendré una inspiración como el Don Manuel- me dijo al oído Daniel que su hermanita tenía concierto. Y me fui al concierto. Total que terminamos el día viernes de lo mejor.

Y hoy…así amanecimos. Trataremos de acompañar a Jesús y a Cristina. Cuando me vine le mandé dos botellas de agua que en esos momentos se necesita. Y les digo que me siento como cansado.
El barrio en Guayana es un calvario. Los pobres sufren y sufren.

Algunas veces resulta duro rezar la oración del abandono…Por Jesús, por Cristina, por estos amigos entrañables elevamos esta oración al Dios de la Misericordia.

Matías Camuñas
Sacerdote


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