domingo, 19 de octubre de 2008

"Ay de mí, si no Evangelizo" DOMUND 2008

Oración para el Domund

¡Oh!, Padre fuente de todo bien,
infunde abundantemente tu espíritu sobre nosotros
para que avancemos en el camino de la vida, la reconciliación y la paz
Ilumina nuestra mente para que sepamos ver con los ojos del corazón
los acontecimientos cotidianos, sociales y eclesiales,
que sepamos interpretar y entender evangélicamente la realidad en que vivimos y
saber discernir el camino del Espíritu, que conduce a formar al hombre nuevo,
discípulo misionero, atento a los signos de los tiempos y
capaz de dar respuestas significativas de amor.
Señor, que arda en nuestro corazón el fuego de la misión eclesial
para llevar a todos los rincones del país, del continente y del mundo,
en comunión perfecta contigo, misionero del Padre,
y con todos nuestros hermanos mas necesitados
el anuncio del Evangelio y el pan de la fraternidad.
Señor, haznos pobres, humildes y solidarios, testigos de resurrección, consolación y esperanza, siervos presurosos de todos los hombres que encontramos en nuestro caminar.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

Mensaje

Queridos hermanos y hermanas:
Con ocasión de la Jornada Misionera Mundial quisiera invitaros a reflexionar sobre la urgencia persistente del anuncio del Evangelio también en nuestro tiempo. El mandato misionero continúa siendo una prioridad absoluta para todos los bautizados, llamados a ser “siervos y apóstoles de Cristo Jesús”, en este inicio de milenio. Mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, ya afirmaba en la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi que “evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (n. 14). Como modelo de este empeño apostólico, deseo indicar de manera particular a san Pablo, el Apóstol de las gentes, pues este año celebramos un especial Jubileo a él dedicado.

Es el Año Paulino, que nos ofrece la oportunidad de familiarizarnos con este insigne Apóstol, que recibió la vocación de proclamar el Evangelio a los Gentiles, según cuanto el Señor le había preanunciado: “Ve, porque yo te enviaré lejos, a los gentiles” (Hch 22, 21). ¿Cómo no aprovechar la oportunidad que este especial jubileo ofrece a las iglesias locales, a las comunidades cristianas y a cada fiel, para propagar hasta los extremos confines del mundo el anuncio del Evangelio, fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree? (Rm 1, 16).

1. La humanidad tiene necesidad de liberación
2. La Misión es cuestión de amor
3. Evangelizar siempre
4. Ay de mí si no predicara el Evangelio (1 Cor 9, 16)
5. Conclusión.

BENEDICTUS PP. XVI

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