En los pasados días delegados y representantes de todo el País se dieron cita en su acostumbrado encuentro anual en la CEV para dar a conocer los lineamientos de la Campaña Semana del Abrazo en Familia que se celebrará del 2 al 9 de noviembre del corriente.
En las palabras de apertura del encuentro, Mons. Ramón Linares, Presidente de la Comisión Episcopal de Familia e Infancia comentó:
"Algunas ideas para invitar a aprovechar estos días y poner nuestra atención sobre la Familia en el marco de esta Asamblea Nacional de delegados que estamos inaugurando.
Como en todos los países del mundo la familia enfrenta hoy graves Problemas: La realidad de la pobreza: carencia de alimentos, de trabajo, de vivienda, de medicinas, de salud, de educación de seguridad. Más grave aún que la realidad económica y social, cuyas soluciones no siempre están al alcance de nuestros órganos pastorales, está la problemática de la pérdida de Valores familiares. En este campo es mucho lo que debemos hacer: serán los valores los que ayudarán a la familia a superar las crisis que son recurrentes en todas las sociedades.
La familia ha sido siempre, y hoy lo es más que nunca motivo de gran preocupación por parte de la sociedad y de la Iglesia. Muestra de ello por parte de la Iglesia: Los Encuentros Mundiales de Familia 2006 y 2009, centrados en el tema de los valores de la Familia. La sociedad humana está fundada sobre la familia y en inseparable relación con el funcionamiento de la familia está el funcionamiento de la sociedad.
Por esta razón tenemos la firme convicción de que la familia es la más preciosa bendición con que pueda contar una sociedad. Tanto el hombre como la mujer encuentran en la familia el instrumento más perfecto para su auto-realización como hombre y como mujer, como padre y esposo, madre y esposa. De esa auto-realización como personas y como pareja depende el futuro de los hijos.
Hoy todas las instituciones se encuentran viviendo una situación de crisis: por eso el hombre y la mujer encuentran múltiples dificultades para salir adelante con éxito en su vida familiar, social y laboral.
Por esta razón tenemos la firme convicción de que la familia es la más preciosa bendición con que pueda contar una sociedad. Tanto el hombre como la mujer encuentran en la familia el instrumento más perfecto para su auto-realización como hombre y como mujer, como padre y esposo, madre y esposa. De esa auto-realización como personas y como pareja depende el futuro de los hijos.
Hoy todas las instituciones se encuentran viviendo una situación de crisis: por eso el hombre y la mujer encuentran múltiples dificultades para salir adelante con éxito en su vida familiar, social y laboral.
Podemos considerar como agravamiento de la institución familiar el hecho de que mientras muchos creemos que ella es la base de todas las instituciones, y nos alienta saber que hay organizaciones que la protegen; existen por otra parte poderosos sectores que ni la creen necesaria, ni aceptan un concepto unívoco de familia.
Eso nos obliga en buscar desde la pastoral: programas que la atiendan desde antes de la formación de la familia y especialmente después de su constitución. Prestamos atención a la preparación para el matrimonio, y eso a medias, pero ¿qué estamos haciendo para acompañar a la familia ya constituida?. Es esa familia la que requiere mayor acompañamiento, es ella la que necesita afianzarse como escuela de valores, casa y escuela de comunión. Aquí habrá que analizar de nuevo nuestra organización pastoral, nuestras estructuras, nuestra capacidad de hacer realidad una pastoral a favor de la familia.
Aunque es la institución más natural de todas las instituciones, pensamos que debería funcionar armónicamente guiada por las mismas fuerzas naturales, sin embargo no es así, ella mas que ninguna otra necesita un permanente acompañamiento.
Ser familia no es vivir juntos bajo un mismo techo, sino que implica toda una red de amores y solidaridades, una capacidad inmensa de donación y renuncias, un permanente reto entre el amor el amor al otro y el amor propio, para todo esto buena parte de nuestras familias no están preparadas. En verdad la familia es fruto de una llamada de Dios al hombre y la mujer, pero también, e el fruto de un compromiso que si no es plenamente asumido por el hombre y por la mujer, la familia no funciona.
Fuente: ACVN
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