lunes, 24 de marzo de 2008

VOLVER A DECIR: PADRE NUESTRO

CARTA A LOS CRISTIANOS (Marzo 2008)

Es la oración que Jesús, El Señor, nos enseñó. Es la oración por antonomasia de sus discípulos, hombres y mujeres, que sin importar las consecuencias de la fe seguimos creyendo en Él.
Decir Padre Nuestro, es ver, sentir y tratar como hermano al prójimo, incluso al que no profesa nuestra propia fe. Así como el bautismo nos hace pasar de creaturas a hijos de Dios, en Cristo el prójimo pasa a ser hermano, en esto último se convierte al que acostumbramos a llamar prójimo. ¿Tratamos cómo hermano al otro? Más que verlo, ¿lo tratamos como un verdadero hermano en Cristo?Decir Padre Nuestro, es aspirar al cielo sin descuidar la tierra.
En otras palabras, no hay cielo nuevo sin tierra nueva. Aspiremos al cielo construyendo una tierra mejor comenzando por nuestra sociedad, que está más cercana de la tierra (abstracta) y más próxima que el cielo. De hecho, el pasaporte para el Reino de Dios, que pedimos que venga, comienza aquí y ahora.
Decir Padre Nuestro, es reiterar que se haga la voluntad de Dios como lo demostró Jesucristo en el momento más trascendental de su vida: Si quieres aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Decir Padre Nuestro, es compartir el pan de cada día que pedimos. Es también compartir la arepa, el pollo, la comida de cada día que se necesita para vivir, para tener fuerza y emprender las labores cotidianas. Compartir el sustento, especialmente con los más pobres, con esos hombres y mujeres, como nos lo recuerda el apóstol Santiago en su carta: Si a un hermano o a una hermana les falta la ropa y el pan de cada día, y uno de ustedes les dice: “Que les vaya bien; que no sientan frío ni hambre”, sin darles lo que necesitan, ¿de qué les sirve? Esto nos lo dice el apóstol Santiago, a propósito, de poner en práctica la fe, porque una fe sin obras es una fe muerta.
Decir Padre Nuestro, es confirmar que sólo su Nombre debe ser santificado, y sólo ante Papá Dios y su Hijo, nuestro Señor, deben doblarse nuestras rodillas, no ante alguien más por mucho poder que tenga.
Decir Padre Nuestro, es confiar en su presencia que nos libra de las tentaciones y nos aparta del mal.
Vamos a darle una mano a Dios en su creación, si no puedes darle una mano, dale entonces las dos para que la humanidad vuelva a decir: Padre Nuestro. Amén.

Padre Gerardo Moreno
Parroquia Santa Teresa de Jesús
Frente al Hospital Uyapar
Telef.: 0286-9625143
Puerto Ordaz, Venezuela

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